sábado, 19 de noviembre de 2011

Estilo Feng Sui en el dormitorio

La filosofía del Feng Shui llena tu hogar de armonía. La traducción literal de estas palabras significa ‘agua y viento’. Esta ancestral ciencia china, centrada en el estudio de las líneas de energía, es en pocas palabras una herramienta que permite conocer que energías hay en un determinado espacio, y manejar esta energía en beneficio de las personas que viven o trabajan en dicho espacio.
Para conseguir un buen Feng Shui en nuestro dormitorio, debemos cuidar el equilibrio, la armonía y la proporción porque la justa medida es un buen camino hacia el descanso.
La cama es el mueble que debe gobernar el dormitorio. Todo tiene que disponerse en torno a ella, guardando las proporciones y distancias justas. En primer lugar, a la hora de orientar el cabecero hay que tener en cuenta que aquello que veamos desde la cama será siempre lo último y lo primero que retengamos en nuestra retina. Cuanto más caótica sea esa imagen, de menor calidad será nuestro descanso. Cuanta más armónica sea esa percepción, mayor placidez nos ofrecerá.


Ni ventanas ni puertas


Por este motivo, la cama no debe dar a un baño ni a un pasillo abierto. Si es posible, es conveniente que tampoco esté situada de cara a una puerta. En caso de que sea inevitable, siempre se pueden usar cortinas o biombos para marcar una separación y aislar la cama del pasillo. Tampoco es aconsejable colocar la cama bajo una ventana -esto nos transmitirá sensaciones de desprotección




Los puntos cardinales
Todas las orientaciones geográficas son favorables si se cuida el conjunto del dormitorio. Aún así, cada disposición posee su propio significado:
Una cama orientada al Sur fortalece la intuición y estimula los sueños y la capacidad de retención.
Una cama orientada al Norte favorece la salud y la energía vital.
Una cama orientada al Este provoca dinamismo y ganas de vivir.
Una cama orientada al Oeste constituye un buen mecanismo contra el estrés y la agitación.

Buenas y malas compañías



Para preservar el descanso y la tranquilidad, el dormitorio nunca debe albergar muebles u objetos que perturben tu sueño. Situar junto a la cama un escritorio, un ordenador personal o un banco de gimnasia es un modo de favorecer el nerviosismo y la inquietud. El ordenador y el escritorio nos recordarán lo que nos queda por hacer en nuestro trabajo diario. El banco de gimnasia será, a su vez, un incómodo recordatorio del ejercicio físico que no hemos hecho.
Los sofás, los divanes y las sillas de lectura son compatibles con nuestra cama, pues todos ellos inciden en las mismas ideas: la comodidad y el descanso.



En cuanto a las sábanas y el edredón, las rayas, por ejemplo, son un elemento desestabilizador y los estampados fuertes o excesivamente agresivos tampoco permiten dotar al dormitorio de la calidez necesaria para sentirnos convenientemente arropados. La ropa de cama debe tener colores cálidos y preferentemente planos. Tonos lisos y suaves que nos abriguen a través de nuestra percepción visual.

Dormitorio para dos
Dormir en una cama doble pero sobre colchones separados no es una medida acertada. La separación de colchones puede acabar convirtiéndose en algo simbólico, ya que introduce un elemento físico de desunión. Tampoco debes descuidar las diferencias que, inconscientemente, puedas establecer dentro de tu dormitorio. Es necesario asegurarse de que hay mesillas de noche y lámparas idénticas a ambos lados de la cama.


Además, se debe procurar que el espacio libre entre las mesitas y la cama sea igual en los dos extremos. Igualdad, proporción, equidad y simetría. Las normas para que una pareja funcione son las mismas que debe respetar la decoración de tu dormitorio.

Espejos, televisores y plantas
En el dormitorio tampoco debemos colocar espejos a la vista. En primer lugar, los espejos activan nuestros sentidos y, por tanto, dificultan el sueño y favorecen el insomnio. Además, en el Feng Shui se considera que el espejo puede llegar a representar la intromisión de una tercera persona que ejerce de voyeur impertinente en la vida de la pareja.
En cuanto a la televisión, disponer de uno de estos aparatos frente a la cama es, sin duda, uno de los elementos que más perjudican el Feng Shui de nuestro dormitorio. La velocidad de sus imágenes altera el descanso y constituye, además, un sustituto peligroso de la reflexión íntima o en pareja a la que deben invitar los instantes anteriores al sueño.
Respecto a las plantas, imprescindibles según el Feng Shui en otros lugares de nuestra casa, son un elemento que introduce la discordia y cierto exceso de energía a nuestro dormitorio.


Armarios ordenados
La sensación de desorden resulta muy desestabilizadora, especialmente si tenemos en cuenta que hemos de abrir el armario cada mañana antes de salir a la calle. La imagen que esos cajones proyectan sobre nuestra personalidad resulta hostil y acabará afectando a nuestra autoestima.


No sólo hemos de ordenar los armarios tanto como sea posible sino que es aconsejable prescindir de aquello que no vayamos a usar. El Feng Shui cree en el equilibrio, de modo que eliminar lo que no nos interesa permitirá generar espacio para que llegue a nuestra vida algo que sí nos sea de utilidad.
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